Día 11
Oración al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
- Envía Tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
- Y renovarás la faz de la tierra. OREMOS:
¡Oh Dios, que has instruido los corazones de Tus fieles con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que tengamos juicio correcto con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de Su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
O Espíritu Santo, dulce invitado de mi alma, acata en mí y otorga que puedo siempre acatar en usted.
Un jardinero sabe que las semillas plantadas en tierra pura y fértil rendirán una cosecha más grande que aquellas semillas plantadas en tierra contaminada, que contiene plagas. Tres veces en la Sagrada Escritura hay referencias a los beneficios de las semillas que caen en tierra fértil. Esas semillas que crecieron en tierra buena pueden producir cosechas cien veces más grande (cf. Lc 8:8, Mt 13:8, Mc 4:8).
De manera similar, nuestras almas producen más fruto cuando ellas son puras que cuando la pureza se ha perdido. El pecado puede ser perdonado, pero cuando un alma pierde su pureza, no puede renovarse a su gloria original. Puede remediarse, por así decirlo, y repararse, pero no será lo mismo que era originalmente. Si piensas en la querida Daisy y su jardín, si ella pudo mantener la tierra de su jardín libre de contaminación y cosas que harían daño a sus semillas, ella tuvo la oportunidad de cultivar más frutas y vegetales para dar al Padre. Pero si la tierra se hubiera contaminado, las semillas aún crecerían, pero la cosecha sería menor. Con el tiempo, la tierra puede mejorarse con abundantes cosas buenas. Sin embargo, toma mucho tiempo y esfuerzo. La cosecha puede mejorarse, pero con más frecuencia no llegará a una condición que le permita rendir una cosecha similar a la que crece en tierra pura y limpia.
Nuestra Santísima Madre, quien personifica pureza, vigila las almas inocentes de sus hijos con gran atención. Ella guarda la pureza, ya que conoce su gran valor en el Cielo y el placer que da al Padre ver una alma pura y cuidando su jardín.
Así, cuando un alma se consagra a Nuestra Señora desde una tierna edad, Nuestra Santísima Madre tiene la oportunidad de guardar la pureza del alma más eficazmente.
Meta: La Consagración a Nuestra Santísima Madre desde una edad joven ayuda preservar a la inocencia preciosa y la pureza de nuestras almas.
PADRE NUESTRO . . .
10 AVE MARÍAS . . .
GLORIA . . .