Consagración de Niños

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Día 20

Oración al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

  1. Envía Tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
  2. Y renovarás la faz de la tierra. OREMOS:

¡Oh Dios, que has instruido los corazones de Tus fieles con luz del Espíritu Santo!,

concédenos que tengamos juicio correcto con el mismo Espíritu

y gocemos siempre de Su divino consuelo.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

O Espíritu Santo, dulce invitado de mi alma, acata en mí y otorga que puedo siempre acatar en usted.

Gentileza. En la historia “Un jardín”, madre enseña a Daisy una gentileza al cultivar las plántulas. Cuando estas son brotes tiernos y jóvenes, se mantienen libres de peligro en el radiador caliente de la casa. Conforme el sol cae sobre ellos junto a la ventana, se fortalecen. Están protegidas para que nada en el exterior de la pequeña casa pueda alcanzarlas. Conforme crecen las semillas, están preparadas para más sol y son llevadas al invernadero. Allí los tallos se engrosan, y las diminutas plantas se hacen más fuertes. Todavía están protegidas de los peligros afuera del invernadero.

La madre nos muestra cuán despacio se saca una planta joven al mundo. Cuando una planta está bajo su cuidado, hace todo deliberadamente y cuidadosamente, y siempre hace lo mejor para la planta. De la misma forma, Nuestra Santísima Madre trata a sus niños. Los mantiene en su vivero mientras son pequeños.

Luego, durante el proceso que los jardineros llaman “endurecimiento,” se sacan las plántulas por tiempos cortos afuera. Lentamente, las plántulas están sacadas al mundo. Esto significa que hay una oportunidad para que los animales pequeños puedan tener acceso a las plantas y también para que el frío y los fuertes vientos y la lluvia caigan sobre las plantas. Una vez que el proceso de endurecimiento termina, se plantan las plántulas en el exterior donde pueden crecer mucho más grandes y empezar a dar fruta. Esa fruta que producen puede, a su vez, crear semillas que tienen la potencial de multiplicar la cosecha durante las siguientes estaciones.

La madre nos muestra cuán despacio se saca una planta joven al mundo. Cuando una planta está bajo su cuidado, hace todo deliberadamente y cuidadosamente, y siempre hace lo mejor para la planta. De la misma forma, Nuestra Santísima Madre trata a sus niños. Los mantiene en su vivero mientras son pequeños.

Con el tiempo, conforme se fortalece su fe, ella los expone a experiencias fuera del vivero hasta que sean suficientemente fuertes para mantenerse firmes en virtud en el mundo. A pesar del viento de tentación, sus niños no son desraizados porque han crecido robustos en su fe, lentamente bajo su cuidado.

Meta: Nuestra Señora guardará sus almas tiernas con gentileza y cuidado mientras se fortalecen en virtud y fe.

CREDO . . .

PADRE NUESTRO  . . .

10 AVE MARÍAS . . .

GLORIA . . .