Consagración de Niños

Consagración de Niños

Día 25

Oración al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

  1. Envía Tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
  2. Y renovarás la faz de la tierra. OREMOS:

¡Oh Dios, que has instruido los corazones de Tus fieles con luz del Espíritu Santo!,

concédenos que tengamos juicio correcto con el mismo Espíritu

y gocemos siempre de Su divino consuelo.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

O Espíritu Santo, dulce invitado de mi alma, acata en mí y otorga que puedo siempre acatar en usted.

Hasta hoy hemos hablado sobre la devoción a María y cómo esta conduce a su Hijo, Jesús. Hoy vamos a enfocarnos en Jesús, Quien es el fin máximo que buscamos en este viaje de Consagración. Es interesante que usamos la palabra “buscar” cuando es Jesús Quien nos busca. Desde cuando fuimos formados en el vientre de nuestra madre, Él ya nos conocía (cf. Jer 1:5). Él no solo nos espera, sino que también nos persigue con su amor. ¿Qué busca, uno podría preguntar? Busca nuestro amor. Fuimos creados por amor con el propósito de amar. Sin embargo, nos dio libre albedrío para amar o rechazar ese amor que nos ofrece.

Si Jesús no tiene nuestro amor,nadie lo puede reemplazar— porque el amor que cada uno de nosotros ofrece es único. En el Evangelio de San Juan, Jesús Se identifica como el Buen Pastor (cf. Jn 10:11) Quien dejaría a las noventa y nueve ovejas para encontrar a la oveja perdida. Él nos valora tanto que dejaría a las noventa y nueve ovejas para encontrar la perdida (cf. Mt 18:12-14).

Justo como un campo de flores silvestres no tendría la misma belleza si cada flor fuera igual, justo así cada flor, ya sea una violeta o incluso la simple margarita, es preciosa y contribuye a la gloria de Dios. Es lo mismo con nuestro amor. Está dicho en el Evangelio de San Mateo que Nuestro Señor “no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8:20). Cuando nosotros amamos a Jesús, nuestro corazón se convierte en un lugar de descanso donde Él puede poner su cabeza.

Meta: Jesús quiere nuestro amor.

ORA EL ROSARIO