Consagración de Niños

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Día 26

Oración al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

  1. Envía Tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
  2. Y renovarás la faz de la tierra. OREMOS:

¡Oh Dios, que has instruido los corazones de Tus fieles con luz del Espíritu Santo!,

concédenos que tengamos juicio correcto con el mismo Espíritu

y gocemos siempre de Su divino consuelo.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

O Espíritu Santo, dulce invitado de mi alma, acata en mí y otorga que puedo siempre acatar en usted.

No solo deberíamos tener confianza en María, pero también en Él a Quien ella nos guía: Jesús. En el Evangelio de San Mateo, Nuestro Señor nos tranquiliza, “No se inquieten pensando qué van a comer o a beber para subsistir, o con qué vestirán su cuerpo. ¿No vale más la vida que el alimento

y el cuerpo que el vestido?

“Fijense en las aves del cielo; ni siembran ni cosechan ni guardan en graneros, y sin embargo el Padre celestial las alimenta.  ¿No  valen  ustedes

mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por más que lo intente, puede añadir una sola hora a su vida? Y por el vestido, ¿por qué se inquietan? Fijense cómo crecen los lirios del campo; no se fatigan ni tejen; y sin embargo, les digo que ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al fuego Dios la viste así, ¿qué no hará con ustedes, hombres de poca fe? Así que no se inquieten diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos? Esas son las cosas por las que se preocupan los paganos. Ya sabe el Padre celestial lo que necesitan.

“Busquen primero el reino de Dios y hacer su voluntad, y todo lo demás les vendrá por añadidura. No se inquieten por el día de mañana, que el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le basta su propio afán”(Mt 6:25-34).

Santo Tomás à Kempis dice, “El principio de toda mala tentación es la inconstancia del ánimo y la poca confianza en Dios”.  Cuando nos preocupamos, empezamos a exhibir orgullo ya que la preocupación está arraigada a la idea de que estamos en control. Cuando reconocemos que no estamos en control, el alma puede rendirse y volverse dócil a la Voluntad de Dios. Si tenemos confianza y esperanza en Dios, estaremos seguros y no tendremos nada que temer.

Meta: Debemos poner nuestra completa esperanza en Dios y no preocuparnos.

ORA EL ROSARIO