Consagración de Niños

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Día 7

Oración al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

  1. Envía Tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
  2. Y renovarás la faz de la tierra. OREMOS:

¡Oh Dios, que has instruido los corazones de Tus fieles con luz del Espíritu Santo!,

concédenos que tengamos juicio correcto con el mismo Espíritu

y gocemos siempre de Su divino consuelo.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

O Espíritu Santo, dulce invitado de mi alma, acata en mí y otorga que puedo siempre acatar en usted.

¿Cómo es que Nuestra Señora nos ayuda a escuchar la llamada de Nuestro Señor? Lleva las almas a la oración. Tal como una semilla necesita agua y nutrientes, nuestras almas necesitan el agua y el alimento de la oración. Las plantas también necesitan los cálidos rayos del sol. Justo así, nuestras almas tienen sed del amor de Dios. Una planta privada del sol crece débil, y el primer viento fuerte la derriba. Esas plantas jóvenes que disfrutan del sol crecen fuertes. Igualmente, un alma que se acerca al amor de Nuestro Señor crece fuerte. Nuestra Señora también enseña a las almas a acercarse a la oración con humildad. Ser humilde no significa negar las cosas buenas que Dios ha hecho. María nunca hizo esto. Lo vemos en el Cántico de María:

“Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones…” (Lc 1:47-48).

Siguiendo el ejemplo de María, debemos reconocer nuestra debilidad y dependencia en Dios. Cuando Dios escoge utilizarnos como un instrumento, los frutos resultantes siempre son para glorificar a Dios y no a nosotros.

Meta: Nuestra Señora nos ayuda escuchar la llamada de Nuestro Señor guiándonos a la oración.

PADRE NUESTRO  . . .

AVE MARÍA . . .

GLORIA . . .

AVE MARIS STELLA . . .